Herräng Dance Camp

Herräng Dance Camp

En los últimos años han proliferado los campamentos de verano en los que se baila lindy hop, blues, balboa… El plan consiste en, básicamente,  regresar a aquella época en la que te marchabas de colonias a un bonito lugar donde no te tenías que preocupar por nada, todo estaba organizado, desde el alojamiento, hasta la manutención, pasando por talleres, excursiones, etc…  Si cambiamos los talleres y las excursiones por clases de baile con profes internacionales, y las marchas nocturnas por fiestas con bandas en directo, obtenemos los Dance Camps, y entre todos ellos, Herräng, por historia, organización, calidad y prestigio, es el número uno.

Como los propios organizadores definen en su página web : Herräng Dance Camp es un espectacular y reconocido festival para swing dancers que se celebra en el pueblo costero de Herräng, en Suecia. El evento se divide en cinco semanas, de tal manera que se puede elegir entre acudir una semana o acudir más de una. También se puede acudir por las noches y disfrutar de las largas fiestas que se organizan. Bailarines de todo el mundo viajan para tomar clases, bailar y experimentar el espíritu del verdadero American Vernacular Swing Dancing.

El festival se fundó en 1982 y su duración original era de una semana. En aquellos años, un puñado de bailarines suecos se pusieron en contacto con John Clancy, de Nueva York, invitándole a dar clases de Lindy Hop a Suecia. Aunque inicialmente se planteó celebrarlo en Estocolmo, al final, se prefirió un sitio más aislado, aunque no muy apartado de la ciudad. La primera edición contó con 25 bailarines.

Aunque durante los 80, el evento fue poco a poco creciendo a base de bailarines exclusivamente suecos, en 1989, la compañía semi profesional The Rhythm Hot Shots y la Swedish Swing Society (organizadores hasta la fecha), decidieron unir fuerzas e invitar a la leyenda del Savoy Ballroom, mister Frank Manning. La personalidad de este personaje, coreógrafo y bailarín de la época dorada del swing, supuso que Herräng Dance Camp pasara de ser un evento pequeño para público local, a un festival y punto de encuentro de bailarines de todo el mundo.

 

En 2002, el festival sufrió económicamente y estuvo a punto de desaparecer, sin embargo, tras largas negociaciones, cinco bailarines míticos: Frida Segerdahl, Fatima Teffahi, Daniel Heedman, Lorenz Ilg y Lennart Westerlund terminaron por hacerse cargo de la organización del mismo, y eso lo impulsó el evento hasta lo que significa en la actualidad: ser el centro telúrico del movimiento swing, con centenares de participantes, los mejores profesores a escala mundial, y las mejores bandas; bailarines de Suecia, España, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Brasil, Estados Unidos, México, Corea, Japón, Sudáfrica, Australia juntos en un espacio donde relacionarte, con gente en el que el idioma oficial no se habla, se siente.

 

Nosotros hemos tenido la suerte de acudir en dos ocasiones y las sensaciones son increíbles… puedes sentir la magia del Lindy Hop en cada una de las calles y de los edificios del pueblo. Casi todas las viviendas de la zona se alquilan a bailarines, pero también hay edificios con literas para los que viajan solos o no se pueden permitir alquilar una casa. La organización instala carpas donde se dan las clases en horarios diurnos y se organizan tasters al anochecer. Hay dos salas principales para las fiestas nocturnas, que duran hasta que el último bailarín se va a dormir, o hasta que comienza el turno de desayunos.

Es posible reservar bonos de comidas para el restaurante “oficial” del evento, en el que la comida es de muy buena calidad y puedes comer toda la cantidad que necesites. Y alrededor, tiendas, peluquerías, heladerías, bares… todo ello contando con los voluntarios del evento, que hacen posible que los precios sean sorprendentemente ajustados para la calidad que se ofrece.

El ambiente que se respira es alegre y amigable, todo el mundo pasea en bicicleta tarareando canciones swing, la gente charla entre si, practica, o descansa en la hierba… puedes bailar con los mejores bailarines del mundo, que acuden a Herräng no sólo a dar clases, sino también a pasar allí sus vacaciones de verano.

Pero no todo es fácil, recibir clases e ir a las fiestas hasta las tantas requiere un despliegue físico impresionante, pero realmente vale la pena, esa inmersión y esas horas de práctica producen un salto real de calidad en el estilo personal de cada uno, aunque si hay algo que recuerdo de nuestros veranos en Herräng es la inyección de motivación que te produce…

Herräng es mucho más que un campamento de verano, es una verdadera experiencia que todo bailarín de Lindy debería vivir al menos una vez en la vida.